Tu imagen vino a visitarme en sueños;
sentí un aliento acariciar mi frente,
y luego un labio trémulo y ardiente
que buscaba mi labio... y desperté.
La sombra nada más, la triste sombra,
la muda soledad, la negra calma
imagen de la noche de mi alma,
esto tan sólo al despertar hallé.
¡Ah! Si en la noche de la triste ausencia
¡no me sonriera la esperanza hermosa
de que en tu seno, virgen cariñosa,
el sueño de la dicha he de dormir;
yo me hundiera en mi lóbrega tristeza
hasta llegar al seno de la muerte;
porque no puedo ya vivir sin verte,
porque amar y estar lejos, es morir.
Pero, al menos tú sabes que te amo
con un amor que la creación llenara,
con un amor que el ángel envidiara
si no fueras un ángel tú también.
Si dueño fuera de la tierra toda,
la tierra toda ante tus pies pusiera...
Si fuera Dios... ¡hasta los cielos diera
por sólo un beso en tu divina sien...!